miércoles, 15 de junio de 2011

Bombas, payadas y coplas.


Las “bombas” se encuentran muy extendidas en Centroamérica y el sur de México, especialmente en Tabasco y Yucatán, donde son muy populares y constituyen una práctica folclórica tradicional. También se presentan en Colombia, Ecuador, España y Venezuela.

Yucatán, en particular, es famoso por sus bombas. Las mismas se encuentran asociadas a las vaquerías, fiestas populares por excelencia de la región. Son de origen colonial, incluyen una misa católica, una corrida de toros y el baile. Es en el baile, donde se interpretan las jaranas y se “lanzan” las bombas yucatecas, una especie de diálogo de ingenio en copla entre la pareja de jaraneros, casi siempre con forma de cuarteta. Han sido definidas como "verdaderas guerras verbales entre el hombre y la mujer".
           
José Manuel Pedrosa sostiene que la costumbre de recitar bombas en México, "procede, indudablemente, de España", donde aunque tienen poco desarrollo en la cultura popular, ha logrado verificar su existencia al menos desde fines de siglo XIX. Pedrosa relata cómo los campesinos extremeños bailaban una danza llamada “la geringosa”. La coreografía de la danza exigía que los bailarines formaran dos filas, de tal modo que siempre una pareja debía pasar por el medio. En cierto momento, algún presente gritaba "¡bomba!" y la pareja que en ese momento se encontrara entre las filas, debía intercambiar bombas.

En su forma original, las bombas guardan muchas similitudes con las relaciones cruzadas de las danzas con relaciones sudamericanas, construidas en forma de diálogo de cortejo entre el hombre y la mujer que bailan, aunque más elaboradas, ya que incluye una bomba de "desenojo". En Yucatán, "las parejas bailan hasta que las interrumpe el grito de ¡bomba!; el baile se detiene y el anunciador indica a la persona que tiene que recitar una copla o verso"

Las bombas escritas en los sitios de encuentro virtual tienden a acentuar el carácter humorístico de las coplas, así como permitir una mayor improvisación y libertad formal y temática en la creación de las mismas, con mayor uso de malas palabras. En algunos casos se han asimilado a la payada, utilizando
sextinas octotasílabas.


También se halla muy difundida, en la tradición folclórica argentina, la llamada relación de dos caras o cruzada. Fue denominada así porque la copla de una persona recibió la respuesta de la otra en el acto; era en realidad una payada efectuada entre seres de ambos sexos, en la cual el hombre gozaba excitando en el público la imaginación femenina y obtenía de ella los estocazos de sus palabras versificadas que herían muchas veces más que los producidos por el fierro de los hombres. Si la dama no se hallaba en condiciones de poder replicar, podía nombrar su personero, es decir, designar una persona de los presentes que lo hiciera por ella.

La copla es una composición poética, de gran difusión en la cultura campesina tradicional, en forma de cuartetas de diferente extensión silábica según los casos (penta, hexa y octosilábicas). Se expresa como letra de distinto tipo de canciones ejecutadas individual o colectivamente, con o sin acompañamiento musical.

Estas tienen una semejanza a la payada puesto que, por ejemplo, en México la copla se utiliza para callar al segundo:


Bibliografía:

Carrizo, Juan Alfonso. Antiguos cantos populares argentinos (Cancionero de Cajamarca). Buenos Aires: Silla Hermanos. 1926.

Frenk, Margit, (coord.) Cancionero Folklórico de México, 5 vols. México: ColMex, 1975-1985.

Pedrosa, José Manuel,. “Canciones y romances de Navaconcejo del Valle (Cáceres): repertorio profano”. Revista de Folklore. 160. págs. 111-121. 1994

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